lunes, 17 de octubre de 2016

Disciplina Positiva con nuestros niños

La Disciplina Positiva funciona. Hemos manejado situaciones en casa siguiendo sus pautas, y se resuelven de una manera muy satisfactoria y sin enfrentamientos. Eso sí, es muy difícil que uno mantenga siempre la cabeza despierta para no caer en el sistema de siempre, que pasa de las regañinas/gritos al amor sin límites para luego volver a pegar un grito o dar una lista de instrucciones enorme.

Para demostraros que funciona, os diré qué es lo que nos dijo nuestra hija mediana. Situación: recién hecho el curso, habiendo resumido a mi marido lo principal, ambos coordinados, al menos teóricamente. La mediana y la pequeña se pegan. Llegan a la cocina a chivarse. Les pregunto: ¿Y qué os parece eso de pegaros?. Y la mediana se queda descolocada y me pregunta toda enfadada: ¿Vosotros dos estáis así por el "cursito"?. Le digo, ¿Cómo "así", hija?. Y me contesta toda roja: Papá medio tonto y tú demasiado zen. Y sigue: Casi preferiría que me dijeras que no pegue a mi hermana. Y se va a pedir perdón sin que yo dijera ni media palabra más. Si mi hija ha pensado que el "cursito" nos había cambiado es que algo se está haciendo bien... Ahora, debo reconocer que no siempre tenemos consistencia. Echo en falta un apuntador que me diga la pregunta adecuada para ese momento preciso.


Otra de las cosas que nos recomendaban en el curso es tener una reunión familiar para tratar los temas de más calado. Yo pensaba que eso no nos aplicaba, porque ya nos reunimos todas las noches en la cena, ponemos música agradable y nos contamos cómo ha ido el día. Pero ayer había tanto desorden allá donde mirase que pensé que eso necesitaba una "Junta Urgente YA!", como decían en la serie de los vecinos. Era eso, o empezar a dar instrucciones hasta que mi voz se dejase de oir en la mente de las niñas... Así que merecía la pena intentarlo. Les dije que en cinco minutos teníamos reunión familiar en el salón. Y apliqué la estructura de la Disciplina Positiva: Primero agradecimientos a todos los miembros de la familia (todos lo hicimos). Y después entramos en el tema del desorden, planteándolo con alguna pregunta tipo: "¿Qué creéis que pasa en una familia cuando las cosas están muy desordenadas?". Y a todo el mundo se le ocurrieron muchas cosas. Después de hablar sobre el desorden y concluir que íbamos a reservar unos minutos al día para ordenar, pregunté si alguien más quería decir algo, y ahí es donde me llevé la sorpresa. Todas querían decir algo, bien porque en el cole alguien les hacía la vida imposible, bien por celos de una hermana a la otra, bien porque pensaban que alguna vez nosotros habíamos sido injustos... ¡Y yo que pensaba que nosotros nos comunicábamos bien!


Moraleja: las comidas en familia son muy agradables, pero no siempre se capta todo lo que pasa. Merece la pena hacer las reuniones semanales, que terminan siempre con algo especial, un aperitivo rico, algo lúdico como un juego, o lo que se os ocurra. En esas reuniones se pueden hablar de temas más peliagudos, más complicados, respetando todos los turnos de palabra y llegando a conclusiones o compromisos más duraderos.


Ya veré si mi petición de orden tiene efecto. Ya hay convocada otra reunión para el próximo domingo antes de la comida...


Si queréis saber más sobre Disciplina Positiva, hay muchas páginas web que hablan del tema. También hay una conferencia en Madrid en noviembre de la escritora del libro que os recomiendo: Disciplina Positiva. Cómo educar con Firmeza y Cariño, Jane Nelsen: 
 

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